Dos Propuestas
Anna Fioravanti y Natalia Procopovich
Del sábado 03
Al miércoles 21 de octubre de 2015
Hermandad Gallega
Valencia – Venezuela
DOS PROPUESTAS
Anna Fioravanti con “Al Abrigo de la Casa” y Natalia Procopovich con “TAPICES” Se unen para mostrarnos sus trabajos, donde la pintura es el medio de expresión que las llevó a dar forma a estas dos individuales que serán presentadas contemporáneamente en: “La sala de exposiciones de la Hermandad gallega de Valencia”. A inaugurarse el sábado 03 de octubre, a las 11 A.M.
Ellas, con sus poéticas y mundos personales, colores, símbolos y lenguajes, que han venido desarrollando a través de los años de búsqueda e investigación, en sus hogar- estudio, y sumergidas en lo cotidiano, han venido realizando una serie de pinturas. Y, Mientras Natalia lleva las flores de su jardín a formar parte de sus enormes lienzos que como grandes tapices compone, y se acompañan de motivos de las paredes de las casas de su infancia. Anna Fioravanti, crea un mundo de colores y vuelos y entre los versos de Humberto Ak abal y Eugenio Montejo, “Al abrigo de la casa”, crea sus espacio de libertad, más allá del gran ventanal de su estudio, que le regala cada día mundos luminosos colores visiones, horizontes, techos de otras casas, todo, con tonos de inmensidad.
Anna Fioravanti
Al abrigo de la casa
Para descubrir la obra de Anna Fioravanti (Italia, 1951), es necesario situarse en el lugar donde se gesta su trabajo de transformar las palabras en imágenes, pues ella usa la poesía como pincel y las palabras como colores. Así, imaginemos un gran ventanal, que a pocos metros de distancia, pareciera una fotografía en movimiento, donde un ficus y un pino se abrazan a una trinitaria, agitándose con vigor alrededor de un alto palo de la felicidad. Luego sintamos el aroma de jazmín y percibamos un mundo derramado en los matices del azul, una vez sumergidos en ese pequeño espacio, comprenderemos que ese taller —al que yo llamaría cápsula trópico-mediterránea— es el territorio donde Anna juega libre y sin pretensiones con la palabra, con los colores y con la vida.
Es a la luz de ese ventanal y alrededor de una mesa que soporta tanto el café como los instrumentos de trabajo, donde ella comienza el encuentro con los textos de los escritores Eugenio Montejo y Humberto Ak`bal, logrando capturar metáforas impregnadas de imágenes que le permiten crear un mundo de ensueño que se va entretejiendo con la esencia de las flores, de los pájaros y sobre todo de la poesía, para luego tomar los pinceles y transformar ese mundo en colores.
Al sumergirnos en ese espacio mágico donde Anna alcanza su creación, nos damos cuenta que cada elemento de su obra tiene un motivo por el cual estar allí. Cuando nos detenemos a observar una de éstas, podemos adentrarnos en un camino poético, donde tórtolas, árboles, pequeñas casas, palabras, lunas y algún rostro de mujer, ondulan en la melodía azul de su Europa natal y se entrelazan con la luminosidad del trópico, para ofrecernos una atmósfera en la que el vuelo y el canto de la palabra prevalecen.
Además, podemos percibir que ella ha desplegado sus alas al ritmo del viento de Ak`bal, se ha instalado en el imaginario de Montejo y nutrido de la fantasía poética de Marc Chagall; lo que le ha permitido tomar las señales que le han sido reveladas para edificar su lenguaje, el cual, tras cada nacimiento de sus metáforas coloridas, esboza un universo que nuestros ojos van descifrando en cada uno de los lienzos.
A partir de esta breve interpretación sobre la obra de Anna Fioravanti, se puede advertir, que su trabajo no busca estar al tono de una corriente pictórica sino ser pintura-poema.
Así, el conjunto de obras que se muestran en este espacio expositivo, se convierten en una suerte de narración poética, donde el vuelo, la libertad, el sueño y la vida en su esencia más natural, son símbolos que dialogan con nuestro ser “al abrigo de la casa”.
Yolimar Delgado
Natalia Procopovich
Tapices
Según el diccionario de los símbolos de Cirlot, las flores en su esencia y por su naturaleza son símbolo de la fugacidad de las cosas, de la primavera y de la belleza. En la anunciación de Leonardo Da Vinci, el arcángel Gabriel trae en su mano un Lirio blanco que representa la pureza de María. Desde tiempos remotos las flores constituyen una forma de comunicación, trasmiten un mensaje; una rosa roja denota pasión y voluptuosidad, un clavel orgullo y belleza, unas aves del paraíso alegría y magnificencia y para Natalia Procopovich (Valencia, Edo. Carabobo 1957) las flores han sido motivo de su trabajo pictórico y objeto de estudio a través de los anos, lo cual me hace recordar a los antiguos pintores japoneses que con paciencia y dedicación pintaban un motivo a lo largo de toda la vida para lograr la perfección, pero Natalia en lugar de buscar igualar la realidad, con tesón se consagra a explorar las infinitas propiedades, variaciones y posibilidades estéticas de la flor objeto de estudio, en este caso Las Calas. Esta flor cargada de erotismo ha evolucionado bajo el pincel de Natalia desde sutiles curvas muy ajustadas a la realidad, hasta experimentar con el volúmen de la flor donde predominan elementos constructivos, donde cada flor es un bloque independiente como una masa robusta, con cuerpo y peso bien definido en el espacio compositivo, en otros casos hay sutiles remembranzas cubistas y en algunas piezas las calas brotan, emergen e irrumpen sobre el lienzo con fuerza propia y pareciera que pugnaran por acaparar cada una la luz del sol y la atención del espectador y cuyo elemento unificador en todas las variaciones aparece la línea de carboncillo, delimitando los espacios y definiendo los contornos.
Además del trazo y el dibujo el color juega un papel preponderante como en el caso del lienzo de Las Flores de Nazareno, donde sobre un fondo de tapiz amarillo con flores de lis azules estampadas, deslumbran las flores color lila en diferentes matices por encima de un verde follaje. No sólo disfrutamos del primer plano de las flores, sino que los fondos nos ofrecen un goce estético bien particular con telones de motivos arabescos, flores o insignias y blasones como el de la flor de lis cuyos exquisitos acabados nos hacen recordar las paredes tapizadas de antaño donde la artista evoca su infancia en las casas coloniales de La Pastora de la vieja Valencia. El talento de Natalia producto de los genes de su madre artista, de sus años de estudio y en especial los que pasó con su maestra Pilar Taboada aunado al trabajo disciplinado, sistemático y con tesón y pasión, nos regalan esta hermosa muestra.
Para culminar citamos esta frase del célebre artista Jean Arp “Todo arte que se esfuerza por imitar a la naturaleza es escandaloso; o mejor: sacrílego, pues significa colocar a la creación artística en un plano de competencia con la creación divina”’.
Econ. Marcos Federico
Yolimar Delgado
Autora del Texto de Anna Fioravanti
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