Ivan Mikolji
De la plástica a la abstracción
Del domingo 04 de febrero
Al domingo 11 de marzo de 2018
De 11:00 A.M. A 04:00 P.M.
Sala de exposiciones del
Centro Cultural Eladio Alemán Sucre CCEAS
Av. Universidad, Urb. La Granja.
Edificio de El Carabobeño
Naguanagua, Valencia, Venezuela
Ivan Mikolji nace en el año 1972 en Caracas, Venezuela,
explorador legendario de renombre
internacional, que incansablemente documenta la magnífica diversidad y
maravillas del universo en el que vivimos.
Con más de cien expediciones e innumerables publicaciones en
diversos países, ha demostrado la autenticidad y originalidad de su pasión
artística fotográfica y pictórica. La filosofía que mueve su voluntad creativa,
es la urgencia por preservar los ecosistemas acuáticos del planeta, y como
primer paso para ello considera necesario dar a conocer la riqueza, y la
belleza de estos biomas. Por esto diría: “no se puede preservar algo que no se
sabe que existe.” Y a esa labor ha dedicado gran parte de su vida.
Iván Mikolji ha creado un sólido lenguaje fotográfico en sus
paisajes acuáticos y subacuáticos, al realizar un hermoso registro de estos
acuarios naturales. Transita su lenguaje visual del realismo poético a la
fotografía pictórica dominada por la abstracción, paso que es el fundamento de
sus dibujos y pinturas.
Ha realizado más de cien expediciones al Escudo Guayanés en
el área colombo-venezolana, la más reciente a Caño Cristales, Sierra de
Macarena Colombia, en Octubre del 2016. Estos portafolios fueron realizados en
uno de los mayores pulmones del planeta, poseedores de las reservas más
importantes de agua dulce de Latinoamérica y escudo protector de las sociedades
selváticas. Es este un espacio-tiempo donde paradójicamente aún existen
especies de la fauna, y la flora por
descubrir y otras que están siendo extintas, no por la cruel fiebre del caucho del siglo
XIX, sino por la utópica búsqueda del nuevo Dorado, episodio
igual de trágico hacia donde migran
miles de mineros quienes, con su cultura depredadora en búsqueda de minerales
preciosos, dragan, envenenan y
destruyen este paisaje primigenio
junto a sus sociedades.
Ivan Mikolji en una comunidad Jivi, Edo. Amazonas, Venezuela.
Estas imágenes de los ríos Orinoco, Quebrada Jaspe, Apure,
Guárico, Meta, Caño Cristales y lagos como el de Valencia, entre esteros y
caños, revelan paisajes de una naturaleza sorpresiva, misteriosa y sacra, creando miradas edénicas,
motivadas en un primer momento por la
búsqueda de captar en su hábitat
natural, en huellas de luz, a los peces que
apasionan al artista. Para él, darlos a conocer, es el primer paso para
preservar tanto los ríos como la vida que fluye en ellos. Como investigador y explorador, creó un
lenguaje fotográfico, que está en deuda con la refracción de la luz en el agua,
su transparencia, opacidad, y cualidades físico-químicas.
Estas fotografías nacen de una aventura hacia lo
desconocido, que al centrarse en el fluir de las aguas, nos enfrentan a la
noción heraclitiana de “todo cambia, nada permanece”, que se resumen en la
metáfora de que nadie se baña dos veces en las mismas aguas de un río. Negando
la noción que nace del sentido común, de que existimos en un planeta estable, cuando en lugar de ello
gira sobre su propio eje alrededor del
Ecuador a 1.670 km por hora, en un universo que se expande a partir del Big
Bang. Una realidad tan cambiante y dinámica como las aguas de un río que no
sólo fluyen, sino que su materia se transforma alquímicamente de líquida a
gaseosa. El creador se enfrenta a través del arte a estas realidades gracias a
su visión del mundo, la voluntad creativa y al uso magistral de la técnica de
fotografía acuática y subacuática. Es capaz de estar sumergido durante horas
con máscara, snorkel y su equipo fotográfico, para lograr el encuadre que
deseaba, y no dar por finalizada cada sesión hasta no verla materializada.
Eterniza la esencia cambiante de lo acuoso para transformarlo en trampas
visuales que perciben en ocasiones el agua como materia gelatinosa, y realidad.
Con cada una de sus fotografías recuerda al otro, que
existimos en un planeta donde aproximadamente el 71 % de su superficie está
cubierta de agua, y de ésta el 96% es oceánica y sólo el 3 % es agua dulce de
ríos, lagos, a nivel subterráneo y en los Polos en forma de hielo que están
siendo contaminadas. Realidad poco
comprendida por la civilización humana por lo cual se hace urgente recuperar el
equilibrio que se da entre la civilización y los ciclos del agua.
Para Ivan Mikolji el arte es una vía para acercarnos a la
toma de conciencia de ésta problemática y para que la humanidad actúe en
defensa de ese recurso vital indispensable para el sustento de la vida, pues de
no ser así, destruiremos la ecología planetaria de la que depende la
humanidad. Motivado por estas razones
Mikolji crea series fotográficas para eternizar estos paisajes ribereños.
Cosmogonías
Raudales de Atures, Río Orinoco, Venezuela, 2014
Estado Amazonas
Impresión digital sobre papel Canson
33,02 x 48,26 cm
Cosmogonía 6096
Estado Amazonas
Impresión digital sobre papel Canson
33,02 x 48,26 cm
Cosmogonía 6096
Este sentido se poetiza visualmente en “Cosmogonía, 2014 (6096)”, composición
que pareciera recrear un mito de origen a través de dos gigantescas rocas
cubiertas de pátinas que semejan grafito, metáfora de un sol detenido en los
raudales de Atures, en el Orinoco. Esta
fotografía recuerda cómo la roca, antes de ser sólida, brotó de la tierra en
forma de magma y fue densificándose. Esta significación se potencia por la
superficie del agua que, al rodearla, asume una cromática y textura pétrea. Los
elementos que se encuentran presentes en estas composiciones son
micro-universos, que nos develan una estética ribereña, dominada por materias
cualitativamente opuestas como son la dura y milenaria roca, de millones de
años, y las aguas que se renuevan constantemente por sus ciclos naturales.
Raudales de Atures, Río Orinoco, Venezuela, 2014
Estado Amazonas
Impresión digital sobre papel Canson
33,02 x 48,26 cm
Cosmogonía 344
El carácter sagrado de estas miradas, se evidencia en
fotografías de la serie “Cosmogonías, 2014” (344) donde una roca del Orinoco
fue erosionada y tallada, asumiendo la forma serpentina, que sobresale varios
centímetros de la superficie. Semeja una
boa de piel pétrea que pareciera haber dado origen a este universo, idea que
está presente en mitos de diversas tradiciones culturales tradicionales y
antiguas civilizaciones.
“Al principio, todo era agua y oscuridad. No había tierra,
ni sol o luna, ni nada vivo. El agua era la Mama Grande. Era la mente dentro de
la naturaleza, la fuente de todas las posibilidades. Era la vida naciendo, el
vacío, el pensamiento puro. Tomó muchas formas. Como virgen se sentó en una
piedra negra en el fondo del mar. Como serpiente rodeó a la tierra..., colocó
un huevo en el vació, y el huevo se convirtió en el universo. El universo tenía
nueve capas, cuatro del mundo inferior y cuatro del superior, con un plano de
contacto, el mundo central de los seres humanos, que era el quinto” (Mito del origende los Kogí, Sierra Nevada., Colombia)
Estas connotaciones filosóficas y cosmogónicas, se
materializan en estos paisajes pétreos en fotografías que transmiten la
impresión de ingravidez como ocurre con
la imagen de la serie “Cosmogonía, 2014 (344)” caracterizada por una estética
minimalista. El centro visual del recuadro son dos rocas modeladas por lo
acuoso en formas triangulares, transmiten la ilusión de flotar sobre el agua, creando
una sensación de liviandad y liberación de la gravedad que nos recuerda ese
amor por el vacío de los jardines y elementos cotidianos de la estética
japonesa. Y sobre la superficie de estas piedras las franjas de la erosión de
las crecidas del Orinoco crean un ritmo que armoniza con las ondas de la
superficie del río.
Paisajes Ribereños y Coincidencia de Opuestos
Uno de los rasgos de este lenguaje visual es redimensionar
la realidad, para mostrar otra mirada de ella. En esta serie visual estamos
ante una metáfora de la formación de las nubes. A través de la energía
desplegada y de la entropía del río, se transmuta su naturaleza en miradas
paradójicas, y dinámicas que potencian el sentido de la fotografía, con la
intención de cambiar la visión del otro de la realidad y crear empatía entre el
público y el cosmos.
Raudales de Atures, Río Orinoco, Venezuela, 2014
Estado Amazonas
Impresión digital sobre papel Canson
33,02 x 48,26 cm
Cosmogonía 987
Esta coincidencia de cualidades opuestas de la materia, se
perciben también en el paisaje ribereño
de la serie Cosmogonías N° 987, donde la arena de los Raudales de Ature
crea una playa en la que se observan en los diversos estratos, los cambios de
niveles de agua, y en el fondo de la imagen se ve un conjunto de rocas con huellas similares, lo cual armoniza la dureza pétrea, con la suavidad de los granos de arena.
En algunas de estas fotografías se está ante la fuerza y la
dureza de la roca como metáfora de lo inmutable, lo estable, y lo eterno. Lo
estático contrasta con la naturaleza dinámica del agua y sus significaciones
simbólicas. Al igual que la arena, está vinculada a la transformación, al
devenir, y al ciclo vida-muerte-renacimiento. Este paisaje dominado por la
horizontalidad, contrasta con la orilla opuesta del Orinoco por un conjunto de
rocas verticales. En una composición que semeja unos Megalitos Orinoquenses, las
crecidas reubicaron a estas monumentales rocas. Dominan formaciones pétreas con
significaciones asociadas a la fertilidad y a lo fálico. Este paisaje evidencia cómo el agua y su
fluir pueden agrietar, esculpir y pulverizar estos gigantescos volúmenes,
creando perspectivas únicas en el planeta, que convierten el recorrido de este
río amazónico en una experiencia estética que nos enfrenta a una arcaica y
misteriosa realidad. Fue tomada esta fotografía por un cielo azulado, donde
coinciden el sol y la luna llena, que se convierten en el centro visual de la
composición. Esta imagen traslada al otro a un tiempo y espacio que nos
recuerda los orígenes de la vida y nos lleva a una realidad primigenia,
recuperada y recreada por el arte contemporáneo, de manera contundente y
auténtica, que muy bien podría ser una instalación de un artista como RichardLong.
Raudales de Atures, Río Orinoco, Venezuela, 2014
Estado Amazonas
Impresión digital sobre papel Canson
33,02 x 48,26 cm
Cosmogonía 1088
En este amanecer destaca en el paisaje la humareda de un
incendio, huella que delata la presencia de la civilización contra-natura en
que existe Occidente. Este sutil elemento responde a una de las búsquedas del
artista al desear enfrentar al público a composiciones de una belleza edénica,
que provoquen empatía y a la vez generen nostalgia ante la cruda verdad, de que
este paraíso día a día está siendo amenazado y podría convertirse en un edén
perdido. Es esta una metáfora de que la “Amazonia es un paraíso ilusorio”, tal como afirma Betty Meggers en su
paradigmático libro, pues las cadenas de la vida entre trópicos, son extremadamente inestables a
pesar de parecer lo contrario.
Esta iconografía visual expresa su verdad en estas series.
La razón que mueve al fotógrafo a internarse en estos paisajes selváticos, es revelar al otro, que estamos ante una realidad
sublime y frágil de Gea, y plantea la necesidad de proteger estos ecosistemas
para evitar su desaparición con las trágicas consecuencias que traería a los ciclos de la vida humana. Estas
visiones crean sentimientos de nostalgia, al acercarnos a lo paradisíaco y a la
mítica expulsión del Edén, al comparar
esta realidad con los desechos de ríos y lagos cercanos a la urbe. Se comprende
así la urgente necesidad de un cambio de orientación de la civilización ante la
naturaleza.
Reflejos Subacuáticos
El Oso, La Gran Sabana, Venezuela, 2011
Estado Bolívar
Impresión digital sobre papel Canson
33,02 x 48,26 cm
Biotopo 8498
Estado Bolívar
Impresión digital sobre papel Canson
33,02 x 48,26 cm
Biotopo 8498
Dentro de toda esta tipología visual, la serie de reflejos subacuáticos
crean realidades alternas, inexistentes, que brotan de la duplicidad de la
realidad, creando imágenes ajenas a nuestra cotidianidad y a todo lo conocido, tal
como se evidencia en fotografías como los fondos rocosos de la Gran Sabana,
donde se enfrenta al espectador a realidades ajenas a sus patrones
cognoscitivos dando la impresión de estar ante una ficción o paisajes de un
planeta desconocido. Esto se hace patente en la imagen donde dos superficies
pétreas, una real y otra ilusoria, contraponen sus cromáticas y texturas. Así,
oquedades, franjas, abstracciones, líneas, hendiduras, perforaciones y colores
ocres se perciben entre una transparencia tal que podría ser atmosférica y no
subacuática. De la misma serie en la Gran
Sabana, se crea otra visión
subacuática que pareciera un Big Bang pétreo, donde, desde un punto
central, parecieran brotar fuerzas centrífugas qué podrían percibirse como una
metáfora de la explosión cósmica de la cual hipotéticamente, brota el Universo.
Estas visiones solo son posibles a través de la mirada creativa, capaz de crear
belleza de lo ignorado.
Caño Picantonal, Puerto Ayacucho, Venezuela, 2012
Estado Amazonas
Impresión digital sobre papel Canson
48,26 x 33,02 cm
Reflejo Subacuático 124
Las palmas de Moriche se convierten en parte de la
iconografía del paisaje orinoquense en la obra de Mikolji y se transforman en
una parte esencial de su lenguaje visual. Se está ante fotografías subacuáticas
que duplican y ficcionan la realidad, tal como sucede con la imágenes de la
serie Reflejos de Moriche al crear una
composición de dos formas triangulares seriadas en su partes, que se oponen en
sus vértices, realidad inexistente creada estando el fotógrafo bajo el agua, a
la búsqueda del ángulo y las condiciones de luz, para eternizar esa mirada
ilusoria.
Pozo del Amor, La Macanilla, Venezuela, 2012
Estado Apure
Impresión digital sobre papel Canson
33,02 x 48,26 cm
Reflejo Subacuático 7738
El carácter turbio del agua del río Apure y los esteros de
los Llanos, crean reflejos subacuáticos dominados por los verdes, marrones y
ocres. En estas aguas oscuras o verdosas, se crean composiciones donde domina
esta gama de colores y una realidad caleidoscópica. Realidad a la que el artista
da nacimiento, y nos permite tener una idea del grado de recreación que genera
cada uno de estos clics.
La macro realidad que sirve de centro a esta serie de
imágenes son los reflejos subacuáticos de un tronco sumergido a pocos
centímetros del agua que genera una gama
cromática dominada por el negro y los verdes.
En algunas de estas miradas se muestran burbujas, áreas de transparencia
que se convierten en ventanas al exterior, asumiendo la forma de resplandor o
realidades distorsionadas. En esta serie se llega a la opacidad total y se
crean paisajes abstractos y surrealistas de diversas tonalidades verdes, que
semejan superficies de líquidos de mucha densidad, creando repliegues que
niegan la fluidez del agua, y recuerdan esa plasticidad que transmiten los relojes derretidos de Dalí. Y otras, parecieran visiones flamígeras. Los
reflejos subacuáticos de hojas combinan las capas cromáticas subacuáticas con
los fondos, materializando abstracciones donde es difícil distinguir la hoja
real de la ilusión visual.
Caño Cristales, Colombia
Caño Cristales, Colombia, 2016
Departamento Meta
Impresión digital sobre papel Canson
33,02 x 48,26 cm
Reflejo Subacuático 6299
Departamento Meta
Impresión digital sobre papel Canson
33,02 x 48,26 cm
Reflejo Subacuático 6299
El llamado Río de los Dioses en Sierra Macarena, Colombia,
el torrente de los colores, del arcoíris
fue fotografiado por Ivan Mikolji en imágenes subacuáticas. Él debe su
cromática a las plantas que existen en él.
Estas fotografías manifiestan estos colores en sus aguas, en diversas épocas del año, como ocurre con el rojo, al
crear composiciones surrealistas donde se evidencian formas y texturas
debido al reflejo de las plantas, creando visiones orgánicas, que parecieran
ser formaciones de capas
unicelulares, que contrastan
con las plantas rojizas de la Macarena Clavijera, logrando visiones que
llegan a la abstracción, con un carácter pictórico.
Plantas de texturas algodonosas, cuyos tallos tienen parecido
a los vasos sanguíneos. Crean fotografías únicas por su diversidad de texturas
y perspectivas, logrando cada plano ser diferente uno al otro, tal como sucede
en las miradas subacuáticas de “Caño
Cristales”. Mezclándose colores como el rojo, el verde y el negro,
entre burbujas de oxígeno que transmiten resplandores. Llegando al extremo de
fotografías donde se funden capas orgánicas de rojos, con resplandores mercuriales. La estética del caño genera en
estas imágenes una dimensión diferente de él, que parecerían ser el origen de
las primeras emanaciones de vida. Cuando se proyectan en lo reflejos los
diversos colores, las fotografías asumen atmósferas de irrealidad y ficción.
Generando situaciones visuales fuera de toda lógica, son meta-universos. A
través de estas miradas, el artista logra transmitir un carácter expresionista,
surrealista, abstracto y conceptual a la fotografía, llenándola de emociones,
premoniciones y paradojas.
Entre Dibujos y pinturas
Acrílico sobre papel Canson
55,88 X 43,18 cm
55,88 X 43,18 cm
La plástica de Ivan Mikolji, se centra en formas pisciformes
y paisajes con los que ha estado en contacto gran parte de su vida, como
explorador, investigador y fotógrafo de peces en ríos, lagos, esteros, caños,
gracias al impacto que tuvo en su vida el ver por primera vez, por su afición
al acuarismo un Altum o Pez Ángel, determinando su destino: convertirse en un
explorador y artista visual.
Cada uno de estos tributos dibujísticos y pictóricos, son un
homenaje a la belleza y diversidad de la especie escogida. A través de las
cuales ha ido desarrollando un lenguaje plástico, fundamentado en un
expresionismo y abstraccionismo, que fusiona la anatomía de pez con elementos
de los paisajes ribereños, como las rocas y lajas de ríos y los reflejos acuáticos. En cada uno de
ellos se entremezclan así elementos orgánicos, inorgánicos y paisajísticos.
En dibujos, y bocetos el material predilecto por el artista,
es el pastel de cera, por la suavidad de su deslizamiento sobre el papel, y las
calidades de trazos que le permiten realizar, así como en la pintura prefiere
el acrílico, por la necesidad que tiene de ver rápidamente los resultados de su
creación. Pues se da él una vinculación entre el rapto creativo como dibujante
y pintor, y la rapidez y la percepción de los recuadros por el cliqueado que
permiten las cámaras digitales.
Cada una de estas piezas
son resultado del arduo trabajo de taller, así ha creado un
lenguaje plástico, íntimamente
vinculado a los paisajes acuáticos y
subacuáticos, esto se observa en el predominio de las curvas, ángulos, formas
geométricas, serialidad; y el trazo
es inquieto, dinámico eco tanto en las
formas externas como en los colores que están vinculados a los caleidoscópicos reflejos de la luz sobre
la superficie del agua, y de los fondos
que caracteriza a muchas de estas obras, tal como se evidencia en “Altum 92”,
creada en pastel de cera sobre papel Canson, con trazos azules, ecos de reflejos acuáticos de un cielo despejado
sobre el agua, y los rojos y amarillos
están relacionados a los amaneceres
y atardeceres de los paisajes ribereños, pero también en algunos casos se hace
eco de la cromática de las plantas
acuáticas. Las aletas de este Altum (pectorales) fusionan elementos cromáticos
solares, así como los verdes a las plantas acuáticas y de los reflejos subacuáticos, por tanto
estamos ante una síntesis de elementos.
En los dibujos de los Altum, destacan los grosores de los
trazos y la espontaneidad, reinterpreta y distorsiona simbólicamente la vida
acuática. Con formas geométricas constructivas recrea los rasgos del Pez Ángel.
Su cromática está asociada a los rojos, verdes y negros que caracterizan a las
plantas de Caño Cristales en Colombia, y las estructuras angulares y seriadas,
que integran los cuerpos de estas series no solo están vinculadas a la anatomía
del pez, sino a las formaciones pétreas del Orinoco, presentes en sus fotografías. Las áreas cromáticas que van del
gris a los tonos azulados, y los trazos negros están inspirados en los reflejos
de la luz sobre la superficie del agua, de ahí sus formas ondulantes y
dinámicas, realizados con trazos rápidos en base a los elementos iconográficos
propios de su visión del mundo.
Dentro de ésta pieza hay elementos que se asocian a las
formas de las rocas, moldeadas por el tiempo y la fuerza de las corrientes. Los
colores dominantes unen en un mismo discurso visual lo uránico, lo acuático y
lo telúrico del fondo subacuático. Hay constantes entre el lenguaje fotográfico
y el plástico, así en esta iconografía las cabezas triangulares de los peces
Altum, tienen formas parecidas a algunas de las fotografías de la serie
“Cosmogonías”. Y los ojos falsos propios de sus dibujos y pinturas se
relacionan a la redondez solar del simbolismo de los petroglifos de Atures. Es
importante destacar el énfasis de Ivan Mikolji al no desear crear una ilusión
de tridimensionalidad en su obra bidimensional, esto se podría deber al hacerse
eco de las superficies de las lajas pétreas, como las que se observan en sus
fotografías de amaneceres del Orinoco.
Lo Pictórico:
Acrílico sobre tela
179 x 102 cm
179 x 102 cm
Los elementos de su iconografía fotográfica, son parte
integrante de sus pinturas y dibujos, tal como se evidencia en el cuadro
“Orchidochrome Altum ”, 2016 donde transmite, la sensación de serialidad a
través de las curvas, de las aletas del
pez Ángel, inspirado en las
formas de lajas pétreas, que cubre de líneas entrecruzadas asociadas a los
reflejos de luz sobre el agua, potenciando
la impresión visual de
movimiento potencial del cuadro.
En el centro de la pintura, crea un laberinto, y una de las
líneas externas salen de sus límites, cual hilo de Ariadna. Este
simbolismo se relaciona a la luna, la
mujer, al agua, y a lo telúrico. En esta obra, acentúa las valencias asociadas
a la tierra, al crearse una similitud visual
entre la serpiente y el laberinto asociados a los ciclos de
vida y muerte, debido a los cambios de la piel de los
ofidios. En este tributo pictórico se encuentran presentes la recreación de las
formas de hojas lanceoladas, propias de las fotografías de reflejos
subacuáticos.
Los rasgos espinosos cual erizo marino de sus cuadros y
dibujos, podrían estar vinculados al pez León, al cual ha fotografiado en
diversas ocasiones. Así, se fusionan partes de diversos reinos y especies en
cada una de estas obras trasmitiendo una sensación de comunión cósmica. Éste se
hace palpable en el tipo de pincelada de fondo del cuadro Altum 1, que tiene
tonalidades cromáticas propias de un amanecer
amazónico. El círculo de la parte
superior de cada uno de los tributos tiene connotaciones relacionadas a lo
solar y a los falsos ojos de los peces para eludir a sus depredadores.
La desmaterialización de la realidad que crea el artista, a
través de líneas sobrepuestas de capas cromáticas, son dominadas por la
serialidad de formas geométricas, tal como ocurre en la pintura Pez Ángel
Verde, 2016. El dibujar conjuntos
pisciformes forma parte del lenguaje plástico del artista, tal como se evidencia
en la serie de pequeño formato, para transmitir
al público el carácter social de ciertas
especies de peces.
Simbolismo de los Tributos
Pez Ángel-Altum: “La primera vez que vi un pez Ángel, me
apasioné por él. Ellos se veían
majestuosos, elegantes como una bella creación de la naturaleza.” (Ivan
Mikolji)
Y al ver los peces
adultos en la casa de un amigo, se preguntó a sí mismo:
“¿De dónde vienen estos seres? Su hábitat ha de ser tan
mágico como ellos.” (Ivan Mikolji).Sin pensarlo preguntó a sus amigos ictiólogos, dónde podría
encontrar este pez en su lugar natural. Y cuando oye la respuesta a su pregunta selló su
destino, tenía que dirigirse al río Pavoni en
el Amazonas. Y hacia ese espacio-tiempo fue, al llegar y oír del cacique
Kurripaco de la comunidad del Pavoni, identificar al pez al dibujárselo por su
nombre científico: Altum y no por el común, quedó sorprendido.
Le pregunto por qué lo llamaba así, la respuesta fue determinante para
su vida:- “No los comimos todos.
”Eran pescados
masivamente a través de la técnica del barbasco, envenenando caños para
matarlos por cientos. Y sabía que los buscadores citadinos de este bello pez
nocturno, los capturaban al deslumbrarlos con luces. Esto lo hizo identificarse
más con esta pasión que ha dirigido su vida, estar ante especies de peces en
vías de extinción, y plantearse el reto de encontrarlos, fotografiarlos en su
hábitat, para darlos a conocer y crear conciencia para minimizar este impacto,
lo que no sabía en ese momento es que se convertirían, en uno de los ejes de su
lenguaje plástico, pues a través de sus pinturas y dibujos se vinculaba a
ellos. Y se concientizó de su filosofía de vida: “Para preservar algo hay que
conocerlo.” (Iván Mikolji)
Por tanto, el Pez Ángel es fundamental en su formación como
fotógrafo, investigador y artista visual, así fue al encuentro de la primera de
más de cien expediciones que ha realizado en Venezuela y Colombia, en búsqueda
de esta dimensión de la vida de la Tierra. Y encontró un nuevo sentido a su
existir, en esta búsqueda, de crear conciencia planetaria para preservar estas
especies al igual que sus hábitats, y sociedades selváticas que coexisten con
ellos.
Museografía y Curadoría
Agradecemos a Ivan Mikolji por el envío de esta información.
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